VOCES EN FEMININO
PRIMERAS LUCES
Pero hubo un resplandor y ella alzó los ojos por encima de la siesta humeante de improviso atravesando el tedio afirmó su certera verdad esa súbita espada ¡qué triste era volver mansamente a la suela del zapato! imitar el esmero con que algunos asearon sus cadenas no preguntar quién golpeaba los cristales los otros los dormidos ajenos a la aguja que enhebraba el temor en el enjambre desdichado
Esperanza Ortega